martes, 2 de agosto de 2011

EDITORIAL: La prosperidad anhelada




Hoy vivimos en tiempos de crisis en el terreno político, económico, social y cultural del país, e incluso a nivel global. Se tambalean los mercados nacionales como internacionales. Para resolver lo anterior, antes que nada, se necesita voluntad y gente talentosa y además, incluya la participación de toda la sociedad: sean promotores religiosos, políticos, empresarios, técnicos o científicos, o líderes naturales del campo y la ciudad, entre otros. Hay que sumarnos a un esfuerzo común para lograr, que un ambiente de crisis, sea de oportunidad para todos, esto es, a través de la unión y fortaleza de los mexicanos que nos lleven a la prosperidad anhelada.
Partimos de una actitud positiva que reactive la economía mexicana por medio de la inversión y las ventas, en nichos de mercado privilegiados, dentro de un ambiente altamente deprimido, como una respuesta inteligente ante la adversidad que nos aqueja.
Hay que darnos la oportunidad para seguir prosperando y conseguir el progreso en todos los ámbitos de la vida, sea en o económico, el trabajo, estudio, entre otras actividades y descubrir nuevas maneras y fórmulas no sólo para resolver los problemas presentas sino futuros.
Para progresar en tiempos de crisis, hay que apoyarse en la tecnología de punta y además trabajar duro, pero no a tientas y a locas, sino con talento, por lo que  hay que trazar el curso de nuestros razonamientos y hacerlo a través de un programa de actividades adecuado, es decir, procurando vencer la resistencia y los retos que imponen nuestro tiempo y espacio, previendo lo que sucede o sucederá en el futuro, estando conscientes de que estamos venciendo un ambiente hostil, en que pretendemos o queremos posicionarnos o desarrollarnos como empresarios.
Hay que contagiar alegría por todas partes, motivar en un ambiente altamente deprimido, buscando persuadir y orientar a nuestro personal, pero también a los empresarios, directivos y clientes, sea en la industria pública o privada, o en el sector de servicios, con el objetivo de lograr que las ventas bajas dejen de serlo y la materia prima que compramos baje, consigamos financiamientos preferenciales y aumentemos el empleo y lograr, también, que la economía informal baje… Busquemos el beneficio general.
Pensemos que las tendencias económicas, políticas, culturales, tecnológicas y científicas, entre otras áreas de la actividad humana, interactúan de manera dinámica y lo hacen no de manera aislada sino que afectan partes del sistema en cuestión y provocan cambios trascendentales que afectan el ritmo de la vida de nosotros y por consiguiente el ingreso empresarial y personal.
Necesitamos aceleradores globales y también locales, a través de  una política de mercado agresiva para bajar los índices de pobreza, desempleo, conflicto armado y en general, un ambiente adverso, que hoy priva a nivel empresarial y en muchas familias del país y del mundo, y estos aceleradores son el capital humano y tecnológico, científico, cultural y político, principalmente.

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